21 julio 2008

Lo Que Enseña la Biblia sobre el Destino de los Malos

El destino de los malos en la eternidad se refiere muchas veces como Infierno. La palabra inglesa “hell” se usa en el Nuevo Testamento para traducir tres diferentes palabras griegas: gehenna γεννα (Mat. 5:22, 29-30; 10:28; 18:9; 23:15, 33; Mar. 9:43, 45, 47; Luc. 12:5; Sant. 3:6), hades δης (Mat. 11:23; 16:18; Luc. 10:15; 16:23; Hechos 2:27, 31; Apoc. 1:18; 6:8; 20:13-14), and Tartarus ταρταρω (2 Peter 2:4). Otros términos denotando el lugar donde se castigan los malos incluyen “el horno de fuego” (Mat. 13:42, 50), “el fuego eterno” (Mat. 18:8; 25:41; Judas 1:7), “el lago de fuego” (Apoc. 19:20; 20:10, 14, 15), “las tinieblas de afuera” (Mat. 8:12; 22:13; 25:30), y “la oscuridad de tinieblas” (Judas 1:13).

Hades se describe en Lucas 16:23ff como un lugar de (1) auto-conciencia, (2) el tormento/agonía en llamas, (3) la memoria y remordimiento, (4) una percepción del Paradiso, y (5) una separación de Dios y los santos por un gran abismo. Es el lugar temporal para los muertos malos hasta el Gran Juicio de Trono Blanco. Entonces, Hades está echado en el Lago de Fuego (Apoc. 20:11-15).

Gehenna se describe como un horno de eterno fuego no apagable donde hay llorar, gemir y rechinar los dientes (Mat. 13:41-42; 18:8; Mar. 9:43-48). Jesucristo dijo que el fuego eterno (Gehenna) fue creado para el castigo del diablo y sus ángeles (Mat. 25:41). Es dónde Dios puede destruir ambos cuerpo y alma (Mat. 10:28).

El lago de fuego es dónde la bestia, el profeta falso, el diablo, la muerte, Hades y todos cuyos nombres no escritos en el libro de vida son echados (Apoc. 19:20, 20:10, 14-15). Se describe como (1) un lugar del tormento eterno en fuego y azufre, y (2) la muerte segunda. Ellos que adoran a la bestia y reciben su signo serán atormentados con fuego y azufre delante de los santos ángeles y del Cordero; y el humo de su tormento sube por los siglos de los siglos, y no tienen reposo de día ni de noche (Apoc. 14:10-12). Aunque no llamado explicítamente el lago de fuego, la descripción de este lugar cooresponde con el lago de fuego idénticamente. Por sus descripciones semejantes, Gehenna y el lago de fuego aparentemente refieren al mismo lugar.

El abismo. El abismo o el pozo de abismo (Apoc. 9:1-2, 11) en un lugar temido por los demonios en la tierra (Luc. 8:12). Es donde Satanás se estará atado por 1,000 años (Apoc. 20:3). El abismo y el lago de fuego son lugares distintos. La bestia viene del abismo y va para la destrucción del lago de fuego (Apoc. 17:8; 19:20), y Satanás está desatado del pozo de abismo y es echado finalmente en el lago de fuego (Apoc. 20:7, 10). El abismo no relaciona al castigo de humanos malos. Parece ser un lugar del castigo temporal y encarcelamiento para los ángeles malos.

La Escritura describe el castigo eterno (Mat. 25:46) de los malos en cuanto a la muerte, perecer, la destrucción y el destierro. El castigo como la muerte/la falleza. Para entender la muerte espiritual, hay que entender la naturaleza de la vida espiritual. Según Jesucristo, la vida eterna es estar en una relación buena con Dios (Juan 17:3). La muerte eterna, no obstante, es no estar en una relación buena con Dios. Los pecadores son actualmente muertos espiritualmente (Ef. 2:1) y sufrirán la “muerte segunda” por siempre (Apoc. 21:8). “Perecer” quiere decir “morir.” Los nos salvados están pereciendo ahora (2 Cor. 2:15), y si no se arrepienten, perecerán eternamente (Luc 13:3).

El castigo como destrucción. En 2 Tes. 1:9 los malos son castigados con “eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder.” Mat. 24:48-51 yuxtapone la destrucción y la existencia continuada. El mal esclavo es cortado por medio, lo cual terminaría normalmente la existencia consciente. Sin embargo, el esclavo dividido “tendrá su parte con los hipócritas; allí será el lloro y el crujir de dientes.” Esta destrucción incluye el alma y el cuerpo (Mat. 10:28), así exigiendo la resurrección del cuerpo de lo malo (Juan 5:28-29; Hechos 24:15). Es posible que la frase “el gusano de ellos no muere” describe la corrupción eterna sufrida por los malos (Mar. 9:42ff).

El castigo como destierro. Los malos son mandados apartarse de Jesucristo (Mat. 7:21-23) y son echados (Mat 8:12; 13:42, 50; 25:30; Mar. 9:42-48) en Gehenna/las tinieblas de afuera que está “afuera” de Jerusalén Nuevo (Apoc. 22:14). Ellos son excluidos del banquete de bodas y se nega la entrada(Mat. 25:10).

Dios y el Infierno. God no quiere la muerte del impío (Ezeq. 33:11). No quiere que ninguno perezca (2 Ped. 3:9; Mat. 18:14). Algunos han afirmados que Dios no manda a ninguno hacia el infierno (e.g., C. S. Lewis), pero esta idea no puede mantenerse por la Escritura porque es Jesucristo como Juez quien manda que algunos hombres aparten de El al fuego eterno (Mat. 25:41). De la perspectiva de Dios, según la Escritura, el pecado contra El merece el castigo eterno. Esto confirma nuestro conocimiento del sentido común que la severidad del delito es, en parte, una función de la importancia de la persona contra quien es cometido. Insistir que un Dios de amor no podría castigar eternamente es maltender el amor de Dios, negar Su revelación, y insinuar que Ud. es más misericordoso/benevolente que Dios Mismo.

La pregunta que se destaca lo más frecuentemente al discutir el castigo eterno en Infierno es, “¿Por qué es eterno el castigo de un hecho pecaminosa finito?” La Biblia no responde directamente a esta pregunta. Sin embargo, las respuestas mejores que he encontrado incluyes los elementos siguientes: (1) Dios es justo; por eso, cualquier castigo prescribe debe ser justo. (2) El pecado es una ofensa contra un Ser infinito; por lo tanto, no es completamente finito por naturaleza. (3) No podemos determinar el límite de los efectos del pecado, así no sabemos que los efectos son finitos. El castigo eterno insinua que son eternos. (4) Aunque el castigo del Infierno nunca termina, cada pecador no recibe el mismo nivel del castigo. En Luc. 12:47-48 Jesucristo dice que ellos que deliberadamente hacen mal recibirán muchos azotes, pero ellos que no lo hacen a sabiendas recibirán pocos azotes(cf. Rom. 2:12).

Nuestra respuesta. Teman Dios (Mat. 10:28) y hagan lo que es necesario evitar siendo echado en el infierno (Mat. 5:29-30). En la eternidad, el infierno es aborrecible a los santos y a lo mejor sirve para recordarles de las consecuencias de la rebelión(Isa. 66:24). Mi estudio de este tema me ha impresionado de nuevo los horrores del castigo eterno consciente en el infierno. No me extraña que Jesucristo les mandó a sus discípulos que hagan cualquier sea necesario para evitar ir al infierno (Mar. 9:43-48).

Hermanos y hermanas, ¡que temamos Dios, apartemos de maldad y huyamos a Cristo!

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